lunes, 28 de marzo de 2011

Manipulación dentro y fuera de Gran Hermano 2011

En esta séptima temporada de Gran Hermano, ser víctimas de la manipulación ya es moneda corriente. Parecen muy lejanos los tiempos en los que la casa era un experimento antropológico y social y, aunque siempre se buscó el rating, parece que en esta edición es el único y más que claro objetivo. Esto se debe a que, como se ha observado en las distintas galas de eliminación, el apoyo de la producción a algún determinado participante del momento es evidente. Cabe mencionar que, por lo menos, en dos o tres nominaciones en las que corrió peligro Alejandro (el chico con disforia de género que tan fuerte se consideraba por la gente de adentro y afuera de la casa) la producción se encargó mediante la edición de notas de exhibirlo como una pobre víctima cuando en realidad era un victimario (lo constatan las personas que verdaderamente convivieron con él - que son, en total, 21 - y pueden tener una idea más clara cómo el participante en realidad es).

De la misma manera, en la última gala de eliminación que tuvo lugar anoche por Telefé, el público se vio altamente influenciado por la perspectiva que tomó la producción al presentar los acontecimientos ocurridos en la casa. Cual teoría de la aguja hipodérmica en la comunicación social, el programa se convirtió claramente en escenario de repetitivos intentos que tenían por fin convencer a la audiencia de, probablemente, dar vuelta el resultado que venía asomándose. Y todo se debió a unos gritos del exterior que crearon conflicto dentro del hogar de los hermanitos.

Lo que comenzó pareciendo un teléfono descompuesto dividido en dos bandos claros (de la misma manera en la que está dividida la casa, básicamente) terminó en el motivo de definición del participante que debería abandonar la casa. Por un lado, Giselle y Pamela juraron fervientemente haber escuchado gritos violentos contra Cristian U. e involucrando a su novia, provenientes del afuera, y que Solange habría festejado esos acosos, mientras que la tucumana se deshizo en esfuerzos por aclarar que los gritos que llegaron a sus oídos fueron con motivo de aliento hacia ella y nada con la intención de denigrar a su contrincante, además de que su dicha ante las exclamaciones no se relacionaba con aquellos aparentes insultos a Cristian.

En definitiva, todo el programa se basó en ese grito de la discordia, que comenzó siendo uno y luego, con la ayuda de la reconstrucción de los hechos, dos, separados por un lapso de tiempo de 15 minutos. Al parecer, el primer grito emitido SÍ habría sido para ofender a Cristian, y con el contenido que juraron haber escuchado Pamela y Giselle, y el segundo habría sido dedicado a Solange y con un mensaje de aliento (de aliento a baboso, pero de aliento al fin).

El problema es que toda esta información fue mezclada, descompaginada y descontextualizada, obra de las manos mágicas y visión de los editores. Sólo mostraron el audio del grito de aliento para Solange luego de crear expectativa con diversos tapes sobre peleas que se desprendieron del hecho. Pero cuando surgieron declaraciones de los propios participantes hablando en vivo, se vieron en la obligación de exhibir el tape del primer grito que NO habían mencionado, segundos antes de cerrar la votación. El video deja entrever palabras confusas, a simple vista, carentes de sentido, y menos sin un subtitulado. Ahora bien, el mismo fragmento se mostró hoy en el íntimo con Pamela, la participante elegida por el público para abandonar la casa. Mejor dicho, la eliminada por el público altamente manipulado por la producción de GH para abandonar la casa.

El subtítulo del fragmento demostraba que Pamela y Giselle, luego de haber figurado ante miles de espectadores como dos lunáticas, en realidad habían escuchado bien. Y Solange (no se determina bien la intención) reacciona ante esto así: "¡que griten de nuevo!"

Entonces, ¿quién tiene razón?
De momento sabemos que los creadores del programa, no...

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